Para muchos es solamente un momento para descansar o para vacacionar, a pesar de la delicada situación de la pandemia por el virus SARS-COV-2 causante del Covid-19. Tendremos un repunte en el número de enfermos en las próximas semanas, una tercera oleada de contagios debido a que se relajan mucho las medidas de seguridad en esta temporada.
Sin embargo, para algunos otros también es momento de reflexión, sobre todo para aquellos que hemos perdido a uno de nuestros seres queridos en esta pandemia. Es un periodo que nos revive la esperanza de que volveremos a ver a aquellos que partieron antes que nosotros.
Las enseñanzas de Jesús siguen vigentes después de más de 2 mil años. Eso en sí mismo es una clara señal de su divinidad. Generaciones y generaciones han pasado pero su palabra no pasa ni pasará… a pesar de esta creciente oleada de intolerancia disfrazada de modernidad.
Por ejemplo, en una escuela se puede hablar de violencia, de sexo, pero no de Dios y de su palabra. En el trabajo puedes hablar de política y de gobierno, pero no de Dios y de su palabra (sin que te volteen a ver cómo un bicho raro).
Y luego nos preguntamos ¿por qué vivimos en un mundo tan violento? Un mundo donde el alcoholismo se va apoderando de nuestros adultos o donde la drogadicción se va apoderando de nuestros jóvenes. Un mundo donde se hace cada vez más “normal” contar por miles los asesinatos que ocurren al mes.
O donde el nivel de brutalidad va subiendo, ya no basta con asesinar a los de la banda contraria, ahora los descuartizan, los cuelgan de los puentes, los descabezan. O un mundo donde es “normal” la corrupción, mientras digan “los de antes robaban más”.
Me niego a pensar que es “normal” vivir en un mundo así. Esto tiene que cambiar y el cambio lo hacemos todos y cada uno.
Desde mi punto de vista los principios de la 4a Transformación son los correctos: primero los pobres, no mentir, no robar y no traicionar; pero no se ha logrado implementarlos. Para lograrlo es imperativo contar con funcionarios capaces y honestos. Ambas cosas ¿Es mucho pedir?
Los gobiernos requieren no sólo de individuos con preparación que reúnan experiencia e inteligencia, sino también sensibilidad, autoridad y ética para enfrentar los problemas, dilemas y las complejidades de los asuntos que se registran en el ámbito público.
La fe contribuye a contar con una mejor actitud de los servidores públicos, y orienta la acción de gobierno hacia lo que es conveniente y justo para la comunidad.
Viene el tiempo de elegir a nuestros gobernantes para los próximos años. Fijémonos bien. #aguaparatodos #cuautla