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Video / Día de Muertos en Ocotepec, Morelos

CUERNAVACA, MORELOS. Con las puertas de sus casas abiertas de par en par, decenas de familias de la comunidad de Ocotepec, en el norte de Cuernavaca, Morelos, esperan ansiosas las almas de sus seres queridos que fallecieron durante el año.

 

 

En México no se le teme a la muerte, se le espera cada año con ansiedad y respeto, como en Ocotepec, un poblado de Morelos donde desde hace más de 500 años los habitantes le rinden culto con las llamadas ofrendas de cuerpo presente, que consisten en colocar en un altar la representación de un cadáver.

“En las demás ofrendas, en algunos lugares ponen niveles, que son siete niveles, aquí en Ocotepec no se ofrenda así, aquí se pone el cuerpo presente, que simula el cuerpo del difunto, que es lo que diferencia a nuestro poblado de los demás, que es ofrenda de cuerpo presente, es lo que nos diferencia de las demás ofrendas, es como si él estuviera presente aquí con nosotros”, dice Alfredo Desaida Sáenz, un promotor cultural de la comunidad.

Sobre una mesa, con fruta, pan y otros alimentos se le da forma al cuerpo del difunto.

Alrededor de él se colocan cuatro velas elaboradas artesanalmente en el pueblo.

Bajo la mesa se pone la comida, bebida y los objetos que en vida el difunto disfrutaba.

Estas ofrendas solo se ponen en memoria de los llamados muertos nuevos, es decir, las personas que fallecieron durante el año.

Es el caso de Víctor Cruz Morales, un joven de 18 años de edad que el pasado 9 de octubre murió tras recibir una “bala perdida”.

“Lo que hace bulto a la ofrenda es la forma en que se vestían, en este caso mi hijo últimamente como jovencito se sentía más cómodo, andaba en bermudas, en tenis, más sport, playera, era un joven que fomentaba el deporte, le agradaba el deporte (LIGAR) inclusive la bicicleta le gustaba hacer acrobacia en la bicicleta y es por eso que se la pusimos porque es de él, su balón de futbol porque después de su trabajo se iba al parque comunal a jugar futbol con los amigos, cascarita”, cuenta Alfonso Morales, papá de Víctor.

Desde el medio día las familias montan las ofrendas y con el repique de las campanas de las capillas del pueblo y el olor a copal e incienso ayudan a las almas de los difuntos a encontrar el camino de regreso a casa.

“Ellos vienen, cuando tocan las campanas en la parroquia y en las capillas ellos ya están aquí con nosotros, por eso se les recibe de esta manera”, explica Desaida Sáenz.

Las almas de los difuntos llegan hasta las ofrendas que se les han puesto y de acuerdo con la tradición, permanecen en este mundo durante ocho días en los que se alimentan con el aroma de la comida y la bebida que les han ofrendado.

Los bebés recién nacidos que perdieron la vida también reciben su ofrenda.

“Ellos llegan aquí, su alma se lleva todo el olor de la comida que ponemos, del plátano, del pan, del mole, de sus biberones que tiene, como es bebé, (LIGAR) de los adultos, es lo mismo, la comida que al difunto le guste, si le gustaba tomar, unas cervezas o una botella de tequila, aquí lo tradicional es el pulque, que también les gusta, luego se los ponen, sus tamales, chayotes hervidos, cacahuates, camotes, ciruela, todo lo que hay aquí que al difunto le haya gustado, todo eso se lo ponen para que el difunto se lleve el aroma y dura los ocho días”, cuenta Doña Elvira, tía de un bebé que murió recién nacido.

Como parte de la tradición, miles de personas se dan cita en esta comunidad para llevar flores, comida y velas a las familias que montaron su ofrenda nueva.

“La vela significa la luz que encamina a mi hijo, para que ilumine a mi hijo, a donde quiera que vaya con el rumbo con Dios, para con Dios, la vela el significado de la vela para nosotros es la luz, que él se va guiando para que llegue al destino, en este caso para con Dios que lo está encontrando y ése es el símbolo de la vela, es la luz, la luz que lo encamina para que su almita no ande dispersa”, asegura el papá de Víctor.

Para los pobladores lo más reconfortante es sentir la presencia de sus difuntos durante unos días.

“A las 12 del día de hoy se encuentra en la calle con flores y ceras y el sumerio con incienso que le damos la bienvenida a las 12 del día de hoy de este día, ponemos el caminito de cempasúchil hasta acá donde está su ofrenda, ahorita todos sentimos que ya la tenemos aquí con nosotros, su presencia de ella está con toda la familia de nosotros, está pues con nosotros, nos sentimos contentos porque sentimos que está con nosotros ahorita”, dijo Javier Regil, tío de Mía, una niña que falleció a la edad de seis meses.

La de Ocotepec es una de las celebraciones de Día de Muertos más importantes del País, tanto que en 2014 fue declarada por la UNESCO patrimonio inmaterial de la humanidad.

“Ha sido declarado patrimonio inmaterial de la humanidad en el 2014, es una celebración que tiene ya gran prestigio, que es una celebración, una tradición que no solamente atrae a los morelenses, sino a visitantes y a turistas nacionales e internacionales donde la gente abre la puerta de su casa no solamente para recibir a sus fieles difuntos, a las personas que hoy ya no nos acompañan, sino a los turistas que quieren compartir esta tradición de forma muy respetuosa”, informó Mónica Reyes, Secretaria de Turismo de Morelos.

Pobladores y turistas forman durante horas largas filas afuera de cada una de las casas donde se colocan las ofrendas nuevas en Ocotepec.

Con veladores o flores acompañan a las familias en espera de poder ayudar a dar luz que ilumine el camino de los fieles difuntos.

“A dejar una cera para los difuntos que vienen nuevo, en este caso que son los niños que fallecieron en este año (LIGAR) darle la luz al muerto para que llegue a su casa y pues tenga luz para que pueda llegar”, dijo Iris, una joven turista.

“Venimos a regalar una vela en memoria del joven que falleció, la luz que para que lo guíe para su camino”, contó Doña María Calderón, una mujer que hacía fila para visitar una de las 80 ofrendas nuevas que este año se colocarán en Ocotepec.

Viridiana visitó con su hijo las ofrendas nuevas.

“Venimos a ver las ofrendas para los niños, que les alumbran el camino y venimos a acompañarlos (LIGAR) mi bebé trae una vela para alumbrar el camino del muertito”, dijo.
La celebración de Día de Muertos es una tradición que año con año crece en Morelos, pues tan solo en este 2016 los habitantes estiman que cada día unas 13 mil personas visitarán las ofrendas nuevas de Ocotepec.

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