Opinión

Agua para todos | Viene lo peor de la sequía

“Viene una sequía muy profunda en la Zona Metropolitana de la Ciudad de México”

Claudia Sheimbaum Pardo, Jefa de Gobierno de la CDMX, el 7 de marzo de 2023 en la presentación de la “Estrategia de atención ante la temporada de estiaje 2023”.

Viene lo peor de la sequía, y cada año, los mexicanos de gran parte del país lo padecemos con mayor intensidad. Apenas hace un año, Monterrey vivió una de sus peores crisis de abastecimiento de agua en la historia, y aunque se han tomado acciones, aún no están concluidas, esta crisis no ha pasado y lo ocurrido el año pasado puede volver a presentarse este año, incluso con mayor intensidad.

Lo más grave es que no es un tema que afecte solo a Monterrey, de acuerdo con el Monitor de Sequía que publica la Comisión Nacional del Agua, el 50% del país sufre de algún grado de sequía, el 30% moderada y el 20% severa o extrema, y eso pone en riesgo el abastecimiento a algunas de las zonas metropolitanas más pobladas, como la de la Ciudad de México, donde habitan más de 22 millones de personas, uno de cada cinco mexicanos vive ahí.

No es un tema fácil de atender, es bastante complejo, hay varios fenómenos que han hecho cada vez más difícil satisfacer la demanda de agua de la población, trataré de explicar algunos de ellos:

El primero es la desigual distribución de las lluvias, en el tiempo y en el espacio. En nuestro país, las lluvias promedio inician en el mes de mayo, y las más abundantes ocurren durante los meses de junio a septiembre, aunque en octubre y noviembre siguen presentándose algunos eventos puntuales de gran precipitación, como ciclones o huracanes, las lluvias ya nos son constantes. Pero además, dos terceras partes de la lluvia ocurren en el sur del país, y solo una tercera parte ocurre en el resto del territorio. El centro y sobre todo el norte de México son zonas áridas o semiáridas en las que ocurre solo una tercera parte de la lluvia total, pero paradójicamente es ahí donde vive el 75% de la población y se genera el 86% del PIB, en esas zonas del país el estrés hídrico es alto y muy alto, y las zonas metropolitanas de la Ciudad de México, Monterrey, Guadalajara, Puebla, Querétaro, están ubicadas justamente en esa zona de alta escasez.

Para hacer más complicado el panorama, esta ocurrencia natural de las lluvias se ha visto alterada por los efectos del calentamiento global, el cambio climático ha tenido como uno de sus impactos más visibles la alteración de los patrones de precipitación, lo que ha traído sequias más severas, más intensas y de mayor duración para estas zonas. Esto se refleja en menores precipitaciones que no alcanzan para llenar las presas y recargar los acuíferos, por ejemplo, para el Valle de México, las presas del Sistema Cutzamala están este año un 23% por debajo del promedio histórico para esta fecha, y si consideramos a la de Valle de Bravo que es la última del sistema, de la cual se toma el agua para llevarla a la CDMX y los municipios conurbados del EDOMEX, esta se encuentra 32% por debajo del promedio histórico.

Y si hacemos un balance de lo que almacenan nuestros acuíferos la situación es igual o aún más grave, el acuífero del Valle de México es el más sobrexplotado del país y su recarga se ve disminuida aún más con las escasas precipitaciones y la creciente urbanización y deforestación que disminuyen el área de recarga.

Se está configurando un escenario desastroso, este año la Zona Metropolitana de la Ciudad de México recibirá 25% menos agua de la que recibe en promedio ¡una cuarta parte menos! por ello es tan relevante el anuncio que ha hecho la Jefa de Gobierno, la “Estrategia de Atención ante la Temporada de Estiaje 2023” contempla acciones como la rehabilitación de pozos, la mejora de fuentes de abastecimiento, una distribución más equitativa (tandeo) y el apoyo a través de 600 pipas; pero lo único que realmente puede resolver el problema a largo plazo es reducir el consumo de agua, disminuir las fugas extraordinarias y reutilizar el agua residual tratada para actividades que no requieran calidad de primer uso. En el periodo de mayor crisis será necesario que todos aquellos que tienen pozos para uso distinto al agua potable se solidaricen y destinen parte del agua a las redes cercanas, pero no podemos vivir así indefinidamente, urge tomar medidas con una visión de largo plazo.

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